Hace unos días todos los directores de GAES nos agrupamos en una reunión anual en la que repasamos todos los aspectos importantes de la compañía y los pasos a seguir en los próximos años. El objetivo a corto y medio plazo está muy claro: crecimiento, estabilidad y visión de futuro. En otras palabras: crecer en valor de forma sostenida.
¿Qué quiero decir con «crecimiento»? Crecer en rentabilidad y en valor, algo que en una empresa como GAES va muy ligado a la facturación y las unidades, pero también significa hacer la empresa más fuerte y más solvente en sus cimientos, como llevamos haciendo durante años. Tampoco hay que olvidar el crecimiento en términos de profesionalidad, conocimientos, calidad, herramientas, tecnología, innovación… Ya me han salido dos de nuestros valores corporativos, profesionalidad e innovación, a los que hay que añadir el compromiso, el trabajo en equipo y la satisfacción del cliente.
Pues es tan sencillo como eso. Los accionistas de GAES quieren que la compañía crezca en valor de forma sostenida y eso significa crecer en rentabilidad, mejorar los números, lo tangible, pero también hay que tener presentes los valores, ya que a pesar de ser intangibles nos van a ayudar a conseguir nuestro objetivo. La cultura no se crea o se cambia en un día, una semana o incluso un año… Se crea diariamente y se acaba implantando a lo largo de la historia de una empresa. Y desde aquí quiero dejar clara una cosa. Más que de los números, la facturación o las unidades, de lo que realmente me siento orgulloso de haber contribuido en los 30 años que llevo trabajando en esta compañía es de haber creado una cultura propia, un ADN GAES, algo que se respira, en lo que creemos, que nos identifica y que crea las bases para darnos alas, energía y fuerza y ayudarnos a conseguir el resto de resultados cuantificables. Y de ahí viene el título del post: «el valor de los intangibles».
Otro concepto que quiero transmitir es el de la sostenibilidad. Cuando hablo de crecer en valor de forma sostenible me refiero a trabajar con visión de futuro, no vale el «comida para hoy y hambre para mañana». Todas las políticas de riesgos corporativos, de RSC, de innovación y de transformación digital van en esa línea de sostenibilidad y futuro. La competencia cada vez hace más y mejores cosas. Si nos queremos diferenciar debemos seguir evolucionando y mejorando. Debemos tener la mente abierta y escuchar a clientes y empleados. En otras palabras: ser una empresa ágil y rápida en proyectos, en mejoras, en estructuras… en todo. Sino, las pequeñas y nuevas empresas nos superarán.
Y quiero cerrar este post con una reflexión. La gestión de las personas y su bienestar sigue siendo clave para el negocio, y marca la diferencia. En la compañía hay diversas generaciones, al menos tres, que requieren un trato personalizado y diferente, por lo que hay que invertir tiempo en ellas. Hay estudios que demuestran que la diferencia entre personas quemadas que dejan sus trabajos y personas comprometidas tiene que ver con sus jefes en el 80% de los casos. Por ese motivo los directores debemos dar ejemplo a los responsables de un trato humano y personal. Sintonizar con las personas es el camino. Y lo seguirá siendo.