¿Qué es el ictus? Seguramente no sepas de qué se trata, de hecho un porcentaje preocupantemente alto de la población lo desconoce, y ello se debe a la falta de información que hay sobre este accidente cerebrovascular que altera la llegada de sangre al cerebro.
Estamos hablando de la primera causa de muerte en la mujer y la segunda en el hombre a nivel mundial, además de la primera causa de discapacidad en la persona adulta. No es ningún problema minoritario que se pueda pasar por alto, ni por su gran dimensión ni, sobre todo, por el poco tiempo de actuación que hay para evitar sus graves consecuencias.
El pasado jueves 5 de octubre por la tarde tuvimos el placer de acoger en la sede de GAES la conferencia «Todos podemos tener una arruga en nuestra capa de Superman», realizada por Julio Agredano, presidente de la Asociación Freno al ICTUS, en la que habló a través de su experiencia personal sobre qué es el ictus, cómo se puede prevenir y detectar y cómo se debe actuar.
¿Qué es el ictus?
Es un accidente cerebrovascular que altera la llegada de sangre al cerebro. Puede ser isquémico (un coágulo que obstruye el paso de la sangre) o hemorrágico (rotura de un vaso cerebral). Como se ha comentado anteriormente, se trata de la primera causa de muerte en la mujer y la segunda en hombres a nivel mundial, además de ser la primera causa de discapacidad en el adulto. O lo que es lo mismo, el ictus provoca un 30% de mortalidad y un 40% de discapacidad. Pero no sólo es peligroso por sus consecuencias, sino también por su dimensión. Una de cada seis personas tendrá un ictus a lo largo de su vida, lo que supone que 130.000 personas lo sufren anualmente en España.
¿Cómo detectarlo?
Para detectar la presencia de un ictus existen varios síntomas que hay que tener muy en cuenta:
- Se «cae» un lado de la cara.
- Pérdida de fuerza en un lado del cuerpo.
- Problemas de expresión o entendimiento.
- Dolor inusual en la cabeza.
Es importante dejar claro que no es necesario que se den los cuatro síntomas simultáneamente, sino que teniendo únicamente uno de ellos ya se puede tratar de un ictus. Por ese motivo es imprescindible tener muy claro cómo actuar.
¿Cómo debo actuar?
El tiempo es clave, dado que tan sólo disponemos de 4 horas para actuar. Cuando creas que alguien de tu entorno puede estar sufriendo un ictus debes recurrir a la prueba «F.A.S.T.»:
- Face (cara): pídele que sonría. Si una parte de la cara se le cae o ves que no es una sonrisa normal puede tratarse de un ictus.
- Arms (brazos): pídele que levante ambos brazos al mismo tiempo. Si ves que uno de los dos puede levantarlo más que el otro puede tratarse de un ictus, ya que esta enfermedad paraliza una parte del cuerpo.
- Speak (hablar): pídele que responda a una pregunta muy sencilla. Si notas que tiene dificultades para expresarse con claridad o para construir las frases puede tratarse de un ictus.
- Time (tiempo): dispones únicamente de 4 horas para actuar.
Si tras haber practicado este test ves que algo no es normal llama urgentemente al 112 (emergencias). Es importante aclarar que al hospital no se va, al hospital te llevan. Nunca debes llevar tú mismo a esa persona al hospital, dado que no todos los centros sanitarios están preparados para tratar el ictus y puedes perder un tiempo valiosísimo que ahorrarías con una ambulancia que te llevara directamente al centro apropiado donde, además, habría un equipo médico cualificado esperando para actuar en cuanto llegarais.
¿Se puede prevenir?
Sí, más del 80% de los ictus son prevenibles. Para ello es necesario tomar una serie de medidas preventivas que deben convertirse en hábitos de vida, no en costumbres pasajeras. Por ejemplo:
- Baja el consumo de sal y grasas, lleva una dieta variada y sana.
- Haz ejercicio moderado, huye del sedentarismo.
- Deja el tabaco y reduce el consumo de alcohol.
- Controla tus niveles de peso, tensión, azúcar y colesterol.
Factores de riesgo
Existen algunos factores de riesgo que pueden facilitar la aparición de un ictus, por lo que conviene tenerlos en cuenta para combatirlos y evitar la enfermedad:
- Hipertensión.
- Colesterol elevado.
- Vida sedentaria.
- Inactividad física.
- Obesidad.
- Tabaco y alcohol.
- Diabetes.
Puedes descargarte el flyer informativo aquí.