Entrevista redactada por Juan Porcar y publicada en la revista Solo Bici el 16 de junio de 2020:

Un día recibí una llamada. Una persona deseaba conocerme. Se llamaba Antonio Gassó. Siempre actuaba así: sin dudas, con determinación y eficacia. Sabía que era el Director General y propietario de GAES Centros Auditivos, ¿pero por qué deseaba conocerme? Tardé poco en saberlo: era un amante del ciclismo y la Titan Desert había entrado en su corazón. Aquel encuentro fue el principio de una época que trajo grandes cambios en la Titan Desert y también en su propia vida.
Hace muchos años que no hacía una entrevista, pero en estos momentos de la vida de Antonio el instinto periodístico me empujó a activarme y explorar en este personaje, que con su pasión por la bicicleta ha dejado una huella profunda y positiva en este mundo.
«La semilla del deporte me la introdujo mi padre, que era amante del esquí y tenis…», explica Antonio. Le sembró la semilla del deporte y de la empresa familiar a la que se ha dedicado hasta hace apenas un año. Me sorprendió su energía vital, que le permitía gestionar con eficacia una empresa en plena expansión internacional, al mismo tiempo que afrontaba retos extremos como la misma Titan Desert o la Cape Epic.

¿De dónde sacaba el tiempo para mantenerse en forma? Por la mañana se desplazaba al despacho con la bici a lo largo de 25 km, se cambiaba, duchaba y con el traje afrontaba cada día su actividad profesional. Sólo existe una forma de afrontarlo: con una enorme dosis de voluntad, robándole horas al sueño y viendo salir el sol por el horizonte cada mañana.
Participó en rallys raids de 4×4, esquí extremo y otros muchos. «Todo el deporte me apasiona, pero ahora especialmente el de dos ruedas en la versión bicicleta».
Sin embargo, una de las decisiones más difíciles en su vida fue vender la empresa GAES que había creado su padre y que él hizo crecer e internacionalizar: «La verdad es que fue muy difícil tomar esa decisión. Desde pequeño viví la cultura de la empresa familiar y cuando terminé me sumergí completamente en GAES. Empecé con una empresa que tenía 6 puntos de venta y acabé con más de 600 puntos propios en 9 países».
Asimismo, explica que «al principio tenía 40 empleados y acabé gestionando un equipo humano de más de 2.000 personas. Con este crecimiento los números cambiaron brutalmente en los 30 años que gestioné GAES. De lo que me he dado cuenta es que realmente gestioné el talento. He tenido mucho talento a mi alrededor. Eran personas mejores que yo en cada área y mi gran tarea era saber gestionar todas esas personas como un único equipo».

Entonces, ¿por qué, una persona que ha logrado profesionalmente un éxito tan arrollador decide dar un cambio tan radical a su vida? Seguramente no es sólo un motivo, son muchos que suman, pero recuerdo que hace tiempo me contó una conversación que había tenido con su hijo al que le preguntó: «Si un día ocupas mi lugar en la compañía, ¿cómo la gestionarás?». Y él respondió: «Papá, sinceramente, te veo trabajar tanto, sufrir tanto y no tener tiempo para nada, que yo creo que la venderé».
Esa conversación probablemente aportó la gota que le faltaba para ver que deseaba tener una vida diferente. Necesitaba un cambio, pero para hacerlo en su posición se necesita ser valiente, muy valiente.
Otro elemento fue recuperar el tiempo para poder disfrutar de la vida junto a Eva, su mujer: «Quiero ser dueño de mi propio tiempo y compartir la vida con mi mujer de manera intensa. Cuando vives experiencias y las compartes con la persona que más quieres, la dimensión de la experiencia se multiplica. Compartir la vida teniendo las mismas aficiones, el mismo nivel deportivo, que no siempre es fácil para mí, porque ella es triatleta, es maravilloso. Cuando iba a trabajar en bici, ella me acompañaba. Al llegar a la oficina, me quedaba y ¡ella regresaba también en bici!».
Hoy en día realiza conferencias que trasladan motivación a través de sus experiencias: «La vida se vive una sola vez y debemos aprovechar al máximo las oportunidades. En vez de pensar en un pasado irrecuperable en el que no cumplimos con las ilusiones, o pensar en hacer cosas en futuros lejanos a los que no sabremos si llegaremos, lo importante es hacer que cada momento del día sea un gran momento. Así se consigue que tu vida sea una vida muy llena».

Antonio, desde la época de GAES y también ahora, sigue haciendo proyectos a través de los cuales un grupo muy numeroso de personas han podido ver cumplidos sus sueños: «Lo que me hace mucha ilusión es ayudar a las personas necesitadas a través de los valores del deporte. Todo lo gestiono a través de las becas ‘Where Is The Limit?’, que ya están en su 9ª edición y ya han repartido más de 250.000 euros en becas. Siempre he intentado motivar a la gente. Por ejemplo, al principio en GAES, tardaba 45 minutos en coche y un día pensé, ¿por qué no voy en bicicleta a la oficina? Tardaba 1 hora, pero hacía deporte, estaba más activo, más motivado y lo curioso es que la gente de la empresa, cuando veía llegar al Consejero Delegado con el maillot, sudado y despeinado, muchos de ellos empezaron a hacer lo mismo y tuvimos que triplicar el parking de bicicletas por la cantidad de personas que se sumaron a desplazarse en bici. Todos somos capaces de influir con nuestro ejemplo».
Cree tanto en las bicicletas que su actual dedicación está relacionado con ellas: «Todo el tema de movilidad, de ecología, de cero emisiones, cada día tendrá más valor y también lo relacionado con la propulsión eléctrica. Algún día veremos aviones eléctricos. Por ello se juntan mis dos pasiones, por la bicicleta y por lo ecológico. Con la creación de Rayvolt Bikes hemos apostado por el diseño, por la tecnología y por una nueva filosofía en la movilidad».
Podría seguir escribiendo mucho más sobre Antonio, pero lo importante para el mundo de la bicicleta es que aquel hombre que no ha pasado inadvertido por ninguno de los lugares donde ha estado, ha decidido quedarse en nuestro universo, el universo de las bicis.